Monday, November 12, 2007
Gracias por la música
El viernes recibí un enorme regalo. No sé bien cuantos megas de música. Algunas de esas música me hicieron llorar a la primera. Bellas. No salí, digamos que no tenía mucho sentido. Me quedé hasta tarde en la agencia, lo acompanhé un ratito.
El sábado, pasé todas las músicas nuevas (para mi) a mi mp3, y me armé para salir a caminar. Voy a intentar con palabras. Me fui por el borde de la playa, en la parte que vienen las olas ya hechas espuma, dejando mis piecitos marcados en la arena. El dia estaba medio nublado, y entre las nubes a ratitos unos rayos de sol. La música me acompanhó. Mo quise ni atender el celular, que nadie interrumpiera mi paseo de paraíso. Despues cuando llegué al Fuerte, me senté en un kiosco y me tomé unas cervecitas. La música continuaba. Pensé tanto en M!
En el horizonte entre las islas, bajaban rayos de sol como focos. Fue lindo.
En la noche fuimos al "Cordão de Bola Preta" un clásico carioca en el centro de Rio. Me gustó, pero no tanto la música... estaba medio ochentera. Me fui temprano. Y el domingo seguí mi ritual a estas alturas. Ipanema, banho de mar, revista Piauí, Temakis de la Farme Aoedo, Iglesia Nossa Senhora da Paz. Vuelta caminando. Agua de coco. Perros. Ya como a las 6 pasé al bar que está al lado de mi casa y vi el partido de Flamengo. (acá soy flamengo, claro... al carro de la victoria total... cuestión de colores, la otra opción es Vasco, blanco y negro colocolino no pasa nada). Emocionante partido con cerveza y maní. De ahí a la realidad. Planchar el cerro de ropa que me espera los domingos. Terminar una presentación. Lavar las zapatillas. Cocinar. Cosas domésticas.
Beijius. Clau.
El sábado, pasé todas las músicas nuevas (para mi) a mi mp3, y me armé para salir a caminar. Voy a intentar con palabras. Me fui por el borde de la playa, en la parte que vienen las olas ya hechas espuma, dejando mis piecitos marcados en la arena. El dia estaba medio nublado, y entre las nubes a ratitos unos rayos de sol. La música me acompanhó. Mo quise ni atender el celular, que nadie interrumpiera mi paseo de paraíso. Despues cuando llegué al Fuerte, me senté en un kiosco y me tomé unas cervecitas. La música continuaba. Pensé tanto en M!
En el horizonte entre las islas, bajaban rayos de sol como focos. Fue lindo.
En la noche fuimos al "Cordão de Bola Preta" un clásico carioca en el centro de Rio. Me gustó, pero no tanto la música... estaba medio ochentera. Me fui temprano. Y el domingo seguí mi ritual a estas alturas. Ipanema, banho de mar, revista Piauí, Temakis de la Farme Aoedo, Iglesia Nossa Senhora da Paz. Vuelta caminando. Agua de coco. Perros. Ya como a las 6 pasé al bar que está al lado de mi casa y vi el partido de Flamengo. (acá soy flamengo, claro... al carro de la victoria total... cuestión de colores, la otra opción es Vasco, blanco y negro colocolino no pasa nada). Emocionante partido con cerveza y maní. De ahí a la realidad. Planchar el cerro de ropa que me espera los domingos. Terminar una presentación. Lavar las zapatillas. Cocinar. Cosas domésticas.
Beijius. Clau.
